Adopción
 
En su amor, Dios nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos a través de Jesucristo.(Efesios 1.5).
¿Qué es la adopción?
En la época del apóstol Pablo, las parejas sin hijos frecuentemente adoptaban a un hijo que se convertía en su heredero. Incluso si los padres biológicos del hijo adoptivo todavía estuvieran vivos, ya no tenían ningún derecho sobre él una vez completada la adopción. La adopción plena es un acto jurídico. El niño no cambia simplemente de familia. Se produce una ruptura total con la antigua familia. El niño adoptado cambia su nombre y recibe un nuevo certificado de nacimiento. Él o ella ya no tiene derecho a heredar de su familia biológica, sino que está plenamente integrado en el linaje de su nueva familia. La antigua familia ya no tiene ningún derecho sobre él o ella. En algunos países, los padres biológicos ya ni siquiera tienen derecho a ver a sus hijos. Pablo usa esta costumbre social para enseñar las siguientes verdades bíblicas:
- Somos elegidos antes de nacer, pero nos convertimos en hijos de Dios por adopción en el momento en que aceptamos la salvación de Dios.
- Somos plenamente hijos de Dios. La ruptura con el pasado es total. Nuestra "vieja familia" ya no tiene ningún poder sobre nosotros.
- La adopción fue posible gracias a la muerte de Cristo. Tuvo lugar en el momento en que creímos y nos convertimos en miembros de la familia de Dios (Romanos 8, 15), pero se realizará plenamente cuando nos vistamos de nuestro cuerpo resucitado (Romanos 8, 23).
Acciones para hacer de la adopción una riqueza en tu vida:
- Oración: Gracias a Dios por su nueva familia espiritual. Pronuncia los nombres de aquellos que se han convertido en verdaderos padres y madres, hermanos y hermanas en la iglesia para ti. Gracias a Dios por ellos.
- Lectura de la Biblia: Lee Efesios 4, 17 al 32. Haz una primera lista de comportamientos de la antigua familia que ya no están permitidos en la nueva familia, la familia de Dios. Luego haz una segunda lista de comportamientos que debes aprender como hijos e hijas de la familia de Dios.
- Reflexión personal: Examina tu vida para ver si todavía tienes alguno de los comportamientos de tu vida anterior. Si es así, busca cambiarlos, con la ayuda del Espíritu Santo.
- hacia otros: Pídele a Dios que te muestre quién en tu iglesia necesita un padre, una madre, un hermano o una hermana espiritual. Acércate a esa persona y acompáñala en la vida como lo harías con un hermano o hermana de tu familia natural.